miércoles, 28 de junio de 2017

Los lujos de Carmena los pagamos a escote




@muyliberal

Manuela Carmena tiene 73 años e ingresó en el Partido Comunista hace 52. Lo que no consta es desde cuando le gusta el lujo, sobre todo el de gañote. Vive en uno de los barrios más exclusivos de Madrid, en el Parque Conde de Orgaz, junto a la calle Arturo Soria, mientras que su marido debe 500.000 euros a sus ex empleados tras poner casi 800.000 de su patrimonio a nombre de su mujer a través de un chalet que ampliaron comprando un tercio del de su vecina, la también comunista Cristina Almeida. Lo pagaron en efectivo y lo escrituraron cinco años más tarde cuando, casualmente, había prescrito cualquier posible fraude fiscal. Pero ella puede vivir donde quiera, dejar de pagar a sus empleados cómo quiera y defraudar lo que quiera, porque… ella es comunista.

Y también puede viajar en avión con los mayores lujos del capitalismo liberal, pagados a escote entre todos nosotros. En campaña electoral se hace fotos en el Metro, pero una vez conseguido el bastón de mando, gracias al PSOE del defenestrado Antonio Miguel Carmona y del renacido Pedro Sánchez, toda la pompa es poca para ella. Asientos ergonómicos que permiten hasta acostarse, pantalla audiovisual privada, alta cocina, aperitivos y bebidas ‘gourmet’. Todas las comodidades que están sólo al alcance de los más pudientes, porque el billete de ida y vuelta a Canadá sale por unos 5.000 euros. Hace bien, yo también viajo con las mayores comodidades que me puedo permitir, pero eso sí, me lo pago yo con mi dinero ganado honradamente.

Cuando el año pasado al que pillaron viajando como un marajá fue a su sobrinísimo, el enchufado Luis Cueto, Carmena prohibió terminantemente los viajes a todo trapo de sus concejales. Prohibición que ella misma se saltó pocos meses después en un viaje a Ecuador. Y lo más divertido es el morro que le echan al asunto. Una vez descubierto —no precisamente porque el Ayuntamiento lo desvelara haciendo gala de esa transparencia de la que presumen tanto como carecen, sino porque publicó una fotografía en la que se veía a la alcaldesa viajando con todas las comodidades reservadas a los clientes más exclusivos— las explicaciones que han dado han sido dignas de El Club de la Comedia.

Primero fue la portavoz, con su vocecita de niña pija, quien nos explicó que “es una señora mayor, un viaje largo… es un caso excepcional” y se quedó tan ancha. Que sea una señora entra dentro de lo opinable, pero Rita va a tener que explicar un poco mejor por qué siendo tan mayor no se jubila, para descanso de los madrileños y por qué no se paga los lujos de su bolsillo. Que sí, que los de antes hacían lo mismo, pero ¿no decían que ellos eran diferentes? Aunque la traca final la dio la propia Carmena diciendo que lo hizo por “recomendación médica” ya que sus médicos le dijeron: “Por Dios, viaje siempre en business”. Hay que ser muy podemita para creerse que los médicos le hayan prescrito que la diferencia entre el precio de un billete de clase turista y el ‘Super Diamond’ se lo tengamos que pagar a escote entre todos, y muy caradura para cobrarnos sus lujos a los contribuyentes. Es una trola del tamaño de la catedral de Burgos, pero da igual, ella puede porque… es comunista.

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